jueves, 18 de marzo de 2010

Conflictos de una Weirdo

Jueves 17 de Marzo

Leí aquellas letras que acababan de aparecer en la ventana de conversación, pasaron unos segundos en el profundo silencio y sentí que los latidos de mi corazón comenzaban a acelerar, sentí que mis miembros poco a poco se iban sintiendo débiles y que casi instintivamente mis manos temblorosas comenzaban a escribir una respuesta fría sin reparar tanto en el hecho. De pronto como chasco de agua, todo el silencio, de vuelta a estar sola... No podría afectarme, pensé. Yo era como eremita en sañosa con la indiferencia en la frente. Con el alma saboteada, pero ya casi indolente, muda como un felino en vigila en aquel eclipse eterno. No podría afectarme pensé, mientras una tibias lágrimas comenzaban a recorrer mis mejillas. Aquel día sus besos no me habían sabido a nada, sentía sus manos, sentía su cuerpo y no era nada, ni un suspiro de placer rebelo mi boca, ni un deseo por acariciarlo movió mis manos… el estaba ahí, frente a mí y yo no sentía nada. Y pensé… no podría afectarme. En mis adentros, ¡Oh cuánta desmesura osaste permitirte!, que hoy el dolor del golpe a tu imagen te acompaña. Oh cuanto sentimiento desecho y llanto, tanto llanto mudo desmoronan hoy tu alma. Tenía el sinsabor de la desventura bajo mi boca y unos deseos profundos por desaparecer del tiempo lo ya hecho. ¿Crees que podrás tener una relación como la mía con otro chico?, fue la última pregunta hecha aquel día y para gran alivio mío, mi tía corta el internet, mas volví releer aquellas letras que me dejaban perpleja, piensa, jamás deseé una relación así… que le hacía pensar yo quería eso… no comprendía…  No sentía nada por él, cierto… aun así, cómo dolía!!, como dolía sentirse inútil, inservible, como dolía. Podía distinguir mi imagen deshecha bajo la noche y sólo tenía ganas de desaparecer, odiaba cada materia a mi alrededor, odiaba sentirme respirar, volvía al llanto y silencio… vuelta a callar, a esconder, a guardar… seguir muriendo por dentro.. Seguir aquel inútil camino, como hoja en otoño arrastrada por los vientos, a seguir llorando, riendo, odiando, amando. Perdida, indiferente, indolente… y luego, desaparecer.

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