jueves, 19 de noviembre de 2009

La Divina Comedia


Dante Alighieri...
Es su lenguaje tan rico y melodioso,
ahh! creador de obra tan maestra!,
que merece todo honor y todo elogio,
porque obra tan prolija, tan perfecta,
sólo podría serle autor un genio.
"La Comedia" fue titulada
y por su arte calificada "Divina"
Una obra realmente exquisita...

La Divina Comedia es sin duda alguna, una de las obras que siempre tendrá un lugar muy especial en mi biblioteca. La opus magna de Alighieri es una de las obras épicas más importantes de la Literatura Universal, divina exactamente, al derrochar Dante, hermosura y perfección en cada uno de sus versos endecasílabos, su expectacular filosofía expresada en cada una de sus tres partes, el uso de sus personajes históricos y políticos que nos llevan a adentrarnos en determinados contextos, situaciones, proporcionándonos significados alternos. Una maravillosa aventura que nos lleva desde el pecado, la reflección, al cenit de la plenitud humana.

CANTO 5 - INFIERNO

Descendí así del círculo primero
al segundo, que abarca menor sitio,
y tanto más dolor que arranca gritos.

Allí Minos horriblemente ulula:
examina las culpas en la entrada;
juzga y manda según como se enrosca.

Digo que cuando el alma mal nacida
se le pone delante, se confiesa;
y ese conocedor de los pecados

ve el sitio del Infierno que le toca;
cíñese con la cola tantas veces
cuanto el grado en que quiere se sitúe.

Siempre delante de él hay muchas almas:
por turno cada una va al juicio;
dicen y oyen y, después, se hunden.

"¡Oh tú que vienes al doliente hospicio",
me dijo Minos cuando me hubo visto,
suspendiendo la acción de tal empeño,

"mira cómo entras y de quién te fías:
no te engañe la anchura de la entrada!"
Y mi guía le dijo: "¿Por qué gritas?

No hay que impedirle su fatal andanza:
tal lo quieren allá donde se puede
lo que se quiere, y más no nos preguntes."

Ya comenzaban las dolientes notas
a ser oídas; me acerqué muy luego
donde repercutía mucho llanto.

Llegué a un lugar de toda lumbre mudo,
que muge como el mar en la tormenta,
si los vientos contrarios lo combaten.

La borrasca infernal, que nunca cesa,
a las almas arrastra en sus embates:
volteando y golpeando las molesta.

Cuando llegan delante a ese derrumbe,
allí el grito, el quejido y el lamento;
allí blasfeman la virtud divina.

Comprendí que tormento semejante
se les da a los carnales pecadores,
que la razón someten al deseo.

Y como los estorninos van de vuelo
en el tiempo invernal, en gran bandada,
así esa racha a todos los malignos

aquí, allí, abajo, arriba empuja;
ya ninguna esperanza los conforta,
no de reposo, mas de menor pena.

Y cual las grullas cantan su lamento,
trazando sobre el aire larga línea,
así vi yo venir, dando sus quejas,

las sombras que traía esa tormenta;
dije por ello: "¿Quiénes, pues, son éstos
que el negro vendaval tanto castiga?"

"La primera de quien ahora deseas
tener noticias", dijo él entonces,
"fue emperatriz por sobre muchos pueblos.

En vicios de lujuria fue tan hábil,
que a la licencia licitó en sus leyes,
para quitar la culpa en que se hallaba.

Ella es Semíramis, de la cual se lee
que sucedió a Niño y fue su esposa:
rigió la tierra que el Sultán gobierna.

La otra suicidóse enamorada:
y rompió fe a los huesos de Siqueo|
después está Cleopatra lujuriosa.

Mira a Helena, por quien tanta desdicha
corrió en el tiempo, y mira al grande Aquiles,
que por Amor al fin volvió a la lucha.

Y a París y a Tristán"; y a más de mil
sombras mostróme, y me indicó su dedo,
a las que Amor quitó de nuestra vida.

Después de oir así a mi maestro
nombrar damas de antaño y caballeros,
me condolí y sentí casi perplejo.

Comencé, pues: "Poeta de buen grado
yo hablaría a esos dos que van tan juntos,
y en el viento parecen tan livianos."

Y él: "Ya los verás cuando se encuentren
junto a nosotros: ruégales entonces
por ese amor que sienten, y vendrán."

Tan pronto como el viento nos los trae,
solté la voz: "¡Oh almas afanosas,
venid a hablarnos si alguien no lo impide!"

Como palomas que el deseo llama,
tendida el ala, y firme, al dulce nido
van por el aire del querer llevadas,

así del grupo donde se halla Dido,
por el aire maligno se acercaron:
tan fuerte fue el afectuoso grito.

"¡Oh ser gracioso y benevolente,
que así visitas entre el aire cárdeno
a los que en sangre hemos manchado el mundo,

si el rey del universo nos amase,
porque te diese paz le rogaríamos,
pues compadeces nuestro mal perverso!

De lo que oir y conversar os place,
lo oiremos y hablaremos con vosotros,
mientras el viento, como hace, calla.

Yace la tierra donde yo nací,
en la marina donde el Po desciende
para hallar paz unido a sus secuaces.

Amor, que en gentil pecho pronto prende,
a éste lo prendó del cuerpo hermoso
que quitáronme en forma que aún me ofende.

Amor, que no consiente que no amemos,
me ciñó a éste con placer tan fuerte que,
como ves, aún no me abandona.

Amor nos trajo hasta una misma muerte;
Caína espera a quien quitó las vidas."
Estas palabras de ellos nos vinieron.

Cuando oí a esas almas ofendidas,
incliné el rostro, y bajo lo mantuve
hasta que el vate dijo al fin: "¿Qué piensas?"

Al responder, yo comencé: "¡Oh pena,
cuánto grato pensar, cuánto deseo
los empuó al doloroso trance!"

Luego me volví a ellos para hablarles,
y comencé: "Francesca, tus martirios
me entristecen y apiadan hasta el llanto.

Dime: ¿en el tiempo del dulce suspiro,
en qué y cómo os concedió el amor
que conocieseis los deseos dudosos?"

Y ella a mí: "Ningún dolor más grande
que el recordar el tiempo venturoso
en la desdicha; tu doctor lo sabe.

Mas si por conocer la raíz primera
de nuestro amor tú muestras tanto anhelo,
haré como quien llora y habla a un tiempo.

Leíamos un día, por recreo,
cómo el amor lo atrajo a Lanzarote;
solos estábamos, sin sospecha alguna.

Varias veces los ojos se encontraron
en la lectura, palideció el rostro,
pero nos dominó sólo un pasaje.

Al leer cómo la sonrisa ansiada
fuera besada por un tal amante,
éste, de quien yo nunca he de apartarme,

la boca me besó todo temblante.
Galeoto el libro fue y quien lo hizo:
desde ese día nunca más leímos."

Mientras un alma esto me decía,
la otra lloraba tanto que, apiadado,
me sentí desmayar como quien muere,

y caí como cuerpo muerto cae.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ymás bagatelas!... letras de una aficionada


Es como para acopilar más aflicciones a mi vida
Ayy! Que ya los martillos postrados me pesan
Una sombra oscura y más espesa que nunca
En mi semblante opaca toda luz que brota
Mas el agua dulce nunca fue absoluta
Y el averno acentuarse suele en las tormentas oscuras
Y yo que busco la luz de la luna
Que de dicha llena el alma y el corazón la busca
Encuentro más nostalgia en la penumbra
Un alma herida llora de amargura
Tu acritud y frialdad me petrificaron
Me dejaron muda.

***

Tan seductores las utopías de la vida, enajenan los sentidos y nos llevan a un piélago de dichas. Seres cual alados que se entregan a las manos de Morfeo, el buscar de un paraíso en lo superfluo. Oh! crepuscular maravilloso, quedarme en ti quisiera, mira que el despertar me espera. La consciencia se apodera, ya despierta en el insulso mundo. ..

***

¿Porqué preguntar lo evidente?
¿Porqué el temor y la duda?
¿Porqué el hacer conjeturas?
¡Un entrevero se vuelve la mente!
Supuestamente evidente
Y posiblemente una duda
¡¡Ahhh!! Si adivinarle tan solo pudiera
Maraña de pensamientos, aquella.

***

Soy una persona débil
¿Quién dijo que soy fuerte?
Tan frágil como una pluma
Se desploma al ligero golpe
Que entre llantos ahogarse suele
tratando de desahogar golpes.
Profunda y mortífera es
la yedra que me congoja
que me socaba, que me derrota
Soy una persona débil
Nunca dije que era fuerte
El amor me desarma
cual ilusa insensata,
en superfluas fragancias
las estacas clavadas.
Soy una persona débil
Lo reconozco…